domingo, 20 de diciembre de 2009

Balance de fin de año

Un balance siempre es personal. Podría ser una perogrullada pero en realidad es una de las bases elementales que solemos olvidar. Más en esta sociedad en la que hemos logrado extrapolar gratuitamente experiencias de los demás para juzgar a terceros, negar las diferencias para exigir a los demás lo que sus limitaciones no permiten y negar las riquezas de los demás para no sentirnos inquietos por nuestras carencias.

Nuestro año profesional estuvo signado por esta idea de Implementar la Educación sexual integral. Cada uno y cada una saben las dificultades que han tenido para poder concretar este proyecto. Las realidades en las que hemos transitado en cada uno de los lugares han sido diferentes y la diversidad que nos enriquece la ha marcado de muchas maneras y la ha significado de otras. Pero en esta situación, algo es innegable: hemos avanzado. Hay una certeza en esto. El proceso por el cual esta Educación Sexual Integral se orientó a hacerse una práctica ha iniciado su proceso y, confiamos, de forma irreversible. Esto quiere decir que -más allá de los retrocesos inevitables que puede haber por el caminar- el futuro se plantea, se quiere, se ve como un horizonte que nos obliga a avanzar.

Más allá de nuestras preocupaciones por un año que tendrá sus inconvenientes, sus dificultades, sus crisis; más allá de nuestras propias inquietudes, vicisitudes y benditas crisis. Más allá de todo eso, es un buen momento para celebrar y celebrarnos. Hay una convicción que con todas las diferencias que podemos tener no ha cejado. La educación sexual Integral es más que un proyecto, es una utopía en el sentido que Anatole France la dijo: ella “es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor.”



Felicidades por estas fiestas. Que logren descansar y soñar en estas próximas vacaciones. La tarea que viene nos lo exige.

20 de diciembre de 2009

jueves, 10 de diciembre de 2009

Derechos Humanos y Educación Sexual

Día Internacional de los Derechos Humanos. Día clave para pensar la Educación Sexual Integral. Si a esto le agregamos que en Argentina se celebra también el Aniversario de la Recuperación de la Democracia en la Argentina tenemos una fecha verdaderamente ineludible para nuestro Programa. Efectivamente, un día que claramente nos convoca a fortalecer la idea (¿utopía?) de tener una Educación Sexual Integral en todo el territorio de nuestro país como un derecho y como un pasaporte efectivo para el desarrollo humano.
Pensemos con Jean Piaget, quien afirmaba que: “La educación es única, y constituye uno de los factores fundamentales necesarios para la formación intelectual y moral, de tal manera que la escuela carga con una parte nada despreciable de responsabilidad en lo que se refiere al éxito o al fracaso del individuo en la realización de sus propias posibilidades y en su adaptación a la vida social”. Junto con esta aseveración del psicólogo suizo releamos los objetivos de la ley 26150 que defendemos y promovemos. El resultado es incuestionable: al pensar en Educación Sexual Integral estamos pensando en nuestro futuro como país, en la integración de nuestra sociedad, en la ambición de la interculturalidad, en la obtención de la equidad, en la construcción de una sociedad que vele por los temas de interés.
Dos cuestiones nos parecen axiales para que este proceso se pueda concretizar: 1] Aceptar que los DDHH están vigentes y que debemos velar por ellos de forma concreta, permanente y efectiva, en todos los casos necesarios y 2] Comprender que el disenso es parte del material que tenemos y que debemos fomentar. La diversidad necesariamente implica el disenso. Siempre recordando que estas cuestiones están inter-ligadas. Ningún disenso es aceptable cuando afecte algún DDHH.
Creo que para esto debemos ser siempre críticos con este proceso. Críticos que no implica justificar ninguna negligencia, sino en revisar nuestras formas de ver las cosas y quizás así lograr, como diría Foucault, “verlas en perspectiva”.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Sobre el 1 de diciembre.

He defendido, hace unos días, que la situación problemática más representativa para pensar la necesidad de la Educación Sexual es la violencia contra la mujer. Creo que la idea de una patología precisa no debe ser el primer estímulo o ejemplo para la implementación de la educación sexual. Sin embargo, no podemos negar cierta realidad asociada al hecho que el tema SIDA* ha implicado una puesta en evidencia de muchas situaciones relacionadas con la vida sexual y la sexualidad. Así, se puede observar que se han puesto en la agenda pública diferentes temas que nos han convocado a pensar cuestiones como diversidad, como discriminación, como diferencias, como prejuicios, como protección, como derechos, como conductas entre otros. Efectivamente, toda campaña en los medios que ha impulsado la lucha contra la epidemia del VIH ha permitido que se hable sobre estos temas, se ha procurado que se pueda exigir ser escuchado. De cierto modo se ha promovido que se “calle ese silencio” que durante siglos ha acompañado la realidad de la sexualidad –por más, como mostró Foucault, que siempre ha estado en el discurso.

En México, este año, se realizó la Reunión de Ministros de Salud y Educación para Detener el VIH e ITS en Latinoamérica y El Caribe. En el punto 1 de la misma los Ministros y Ministras declaran: “Afirmamos nuestro compromiso con el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, a la educación, a la no discriminación, y al bienestar de las generaciones actuales y futuras”. Agregando, en el punto siguiente, que “La salud y la educación se refuerzan mutuamente, permitiendo el desarrollo integral de las personas”. Sigue la Declaración con la aseveración que “Reconocemos la responsabilidad del Estado para la promoción del desarrollo humano”; a continuación se establece claramente que se busca promocionar, respetar y hacer respetar los Derechos Humanos.

En esta realidad es donde se sitúa la Educación Sexual Integral que la ley promueve. Estamos convencidos, como hemos dicho en otras intervenciones que la Educación Sexual Integral debería reconocer cuatro pilares esenciales en su “construcción” –permítanme la metáfora-: los Derechos Humanos, el desarrollo humano, el enfoque de género y la diversidad. La consolidación de esos cuatros pilares, obviamente reducirá el riesgo de muchas de las patologías que hoy sacuden a nuestra sociedad. Sabemos que, lamentablemente, aún falta tiempo y recursos. También sabemos que esos recursos parecen –siempre- estar detrás de las necesidades que existen. Sin embargo, no se puede negar que se ha trabajado. Esto es algo que debemos remarcar.

Hoy, renuevo la idea central que los objetivos de la ley de Educación Sexual Integral promueven: ya no hay lucha, sino construcción de una sociedad que nos merecemos y que por ahora sólo anhelamos. El tiempo que la decisión política demora el inicio de esta Educación Sexual Integral es mucho más que una carencia circunstancial, es la medida de nuestras limitaciones, el desafío que enfrentan nuestras convicciones y la rebelión frente a quienes creen que con la mano pueden ocultar el sol.

Pensemos en salud, pensemos en educación. Fortalezcamos los Derechos y promovamos la adquisición de habilidades para la vida. Esto, es, sin dudas, más que un slogan, es la piedra angular de una sociedad que se permita el lujo de ser más justa, más solidaria, más libre, más diversa, más integra, más feliz. Una sociedad que desarrolla, indudablemente, promoción de una verdadera salud.

lunes, 30 de noviembre de 2009



* La UNESCO recomienda utilizar la mayúscula porque es una sigla. Ver Documento Recomendaciones de la UNESTO sobre la terminología y la redacción del material relativo al VIH y al SIDA (2008).

martes, 24 de noviembre de 2009

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer

25 de noviembre. Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. ¿Un deseo? ¿Una ambición? ¿Un proyecto? ¿Una posibilidad real? ¿Una Utopía? Respondamos si o no ¿a qué estamos respondiendo? ¿Existe una sola respuesta? Lo cierto que hay una parte de la humanidad que todavía no quiere eliminar esta violencia; una parte de la humanidad que todavía no ve este tipo de violencia. Pero, sobre todo, una parte de la humanidad que sufre este tipo de violencia, en cualquiera de sus múltiples manifestaciones. Esto es, lo digamos claro y sin dilaciones, una de las formas de retraso más importante que sufre la humanidad.

Discutían hace días la creación de un índice de "Felicidad Interna Bruta". Un índice que sería pensado como un indicador integral del desarrollo y de la calidad de vida de los seres humanos. Muchos pensarán que es una quimera un tal índice en los contextos que vivimos en nuestro mundo de índices más pragmáticos, léase capitalistas. Pero nos dejemos llevar por esa idea, supuestamente ingenua pero válida en nuestra mente. Un tal índice, estoy convencido, debería contemplar la integración de dos elementos como axiales: 1] la ausencia de todo tipo de violencia y 2] el desarrollo de una Educación Sexual Integral universal.

Aunque las dos cosas parezcan obvias, digamos algunas cosas al respecto. Lo primero implica el alcanzar un nivel de desarrollo personal que significaría que como conjunto de individuos que convivimos en una sociedad alcanzamos un nivel de sensibilidad hacia el otro, de percepción de la importancia de la diversidad, de respeto para la diferencia y de procesos de resolución de conflictos de modo positivos. Pero, lo cierto que los índices de violencia nos posicionan lejos de esa utopía. Casi a una distancia sideral. En un casi imposible de llegar. Kofi Annan, ex-Secretario General de las Naciones Unidas decía que "La violencia de género es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. Mientras continúe, no podemos afirmar que estemos logrando progresos reales hacia la igualdad, el desarrollo y la paz". La violencia es, obviamente, una de las medidas de nuestra limitación como sociedad.

Lo segundo nos parecerá de una enorme obviedad si comprendemos que la Educación sexual Integral es, tal como es definida por la ley y teniendo en cuenta los objetivos que presenta la misma, una de las ambiciones más determinantes que se pudo precisar en nuestro país como aspiración. Una utopía que nos orienta a caminar hacia esa meta. Defiendo, con esto, una idea central: no existe problemática más concreta, clara y paradigmática de la falta de una educación sexual integral que la violencia contra la mujer. Puesto que esta toma todo el espectro social y todas las dimensiones de las personas. Además porque la verdadera educación sexual integral incluye la necesidad de desarrollar el conjunto de habilidades que nos orientarían a aspirar a acercarnos reducir los altos índices de violencia que aún tenemos, entre otras cosas.

Eliminar la violencia será una quimera. Un objetivo que está más allá de nuestra imaginación. Quizás. Pero pensemos como aquel escritor que alguna vez dijo que “todo lo que un ser humano pueda imaginar otro podrá realizarlo”. Hoy, la imaginación ofrece un camino real que recorrer para acercarnos a la realidad: la Educación Sexual Integral. Empezar es el verdadero pequeño paso que avizora un salto cualitativo para la humanidad.