sábado, 7 de enero de 2012

Buen humor, danza y parejas


Sin pretender ser una regla elaborada sobre las parejas, creo que dos comportamientos humanos muestran el comportamiento proclive a la felicidad y a la armonía en una pareja: el uso del humor –el reírse, digámoslo- y la capacidad de disfrutar el baile –el propio y/o el de la pareja-. Son dos actividades que, sin dudas, pueden hacer la diferencia entre la felicidad de dos personas y una relación conflictiva. Vuelvo a insistir, esto no es una regla ni matemática ni sexual, sino una simple lectura sobre relacionamientos.
¿Por qué? Primero, porque ambos comportamientos necesitan del otro para ser conjugados en su mejor expresión; segundo, porque sólo funcionan bien con una armonía creciente; tercero, para que sean comportamiento adecuados precisan independizarse de los demás, cuarto, consiguen sus mejores resultados dejándose ganar por la confianza en el otro y, finalmente, siempre mejora con la práctica. Pero avancemos un poco más y veamos algunos elementos particulares y unos falsos amigos de esos comportamientos.
El buen humor es reconocido como una capacidad de reírse de situaciones variadas, algunas realmente cómicas pero también de utilizar la risa como un antídoto eficaz frente a las rutinas y a los conflictos. Debemos hacer la salvedad que no es lo mismo reírse de todo que no poder nunca hablar temas serios, cosa que esta en las antípodas de los comportamientos favorables para una pareja. El buen humor necesita cierta sincronía entre lo que me produce risa y el saber utilizar los recursos con el otro. Hacer reír es diferente que el buen humor. Uno puede ser gracioso, puede tener una batería magnifica de chistes que producen la carcajada explosiva, pueden ser realmente cómicos en sus gestos o comportamientos, pueden utilizar la improvisación como un destapador de risas. Eso son condiciones casi innatas en algunas personas. Yo me estoy refiriendo a otra cosa, al buen humor frente a situaciones cotidianas y, sobre todo, frente a los conflictos.
Una pareja funciona cuando se tiende a buscar un equilibrio permanente entre partes desequilibradas, podemos resumir. Dos personas que procuran vivir juntas tienen, necesariamente, diferentes momentos de ánimo en su interrelación. Ese desequilibrio (sea en más o menos) tiene que procurar mantenerse a flote; para ello no podemos desconsiderar esos estados de ánimo que llegan y debemos crear antídotos para hacerle frente.
El humor, sabemos, puede relajar una situación, pero no olvidemos que no es una actitud individual. Se necesita siempre de la otra persona. Muchas parejas no tienen esa posibilidad por algún tipo de rigidez mental. Así, por ejemplo, frente a un conflicto que está por explotar uno de los pares procura aliviar la tensión con una broma, con un comentario “tonto” (se hace la primera parte), si la otra persona no capta el mensaje inmediatamente (ojo que estamos yendo a terreno frágil) y reacciona positivamente, recurriendo al humor dispuesto sobre la mesa como una salida, se pierde una oportunidad y se entra en el conflicto. Todos sabemos que cuanto más se entra en zona de conflicto, más se vuelven rígidas las estructuras y más difícil es salir en las veces posteriores de esas zonas de rispidez.
Por eso debemos procurar entender el humor como un recurso eficaz a ser desarrollado, que no implica jugar a payaso en una relación (enhorabuena por los que tienen el talento natural de serlo, realmente), sino en aprender que el humor particular de cada uno es una herramienta fundamental para que la felicidad sea un proyecto realizable siempre.
Con respecto a la danza debemos recordar que no estamos pensando en eximios bailadores de cualquier cosa, sino en parejas que encuentran un ritmo y una cadencia propia donde los pasos se permiten conjugarse de forma que se disfruta el movimiento, el encuentro y la alegría de centrarse en el equilibrio entre dos personas. Una pareja que sabe bailar de forma conjunta, que encuentra placer en los movimientos y que sabe que en ese contacto está parte de su sincera cercanía, esas personas disponen de una herramienta importante para descubrir que una pareja es pareja porque son siempre dos personas que procuran funcionar de forma conjunta y nunca porque son una sola. Ahora bien, recordemos que la danza permite que uno pueda estar en contacto con otras personas, nunca debemos pensar que eso significa otra cosa.
Que una pareja sepa bailar es una muestra de algo positivo, pero tengamos cuidado, mucho cuidado, en creer que eso representa algo más que un elemento secundario. Lo que fortalece a la pareja es la comunicación y no otra cosa. Si nos confundimos corremos el riesgo de convertir un elemento secundario, circunstancialmente importante, en algo imprescindible (Valga decirlo: ¡fuera celos!)
Nunca debemos confundir los elementos importantes de una relación con los elementos necesarios y secundarios. La anécdota siempre es secundaria, lo trascendental que ocupa las anécdotas para manifestarse es lo importante. Por ejemplo, la danza o el humor son elementos de anécdota, lo que defiendo es que ellos permiten mostrar lo importante que es la capacidad de una pareja de reconocer al otro, procurar la armonía y de fortalecer sus sistemas de comunicación. Pero para que ello pase, tiene que haber pareja, intención de estar, deseo de sentir, placer de la compañía y, claro está, disfrute del sexo.
Cultivemos los elementos secundarios, los mencionados o procuremos encontrar los nuestros pero, recordemos siempre que una pareja son dos personas procurando encontrar el equilibrio dinámico hacia la felicidad, utilizando recursos secundarios sobre la única base imprescindible el deseo de compartir algo, de la forma más completa que puedan. En definitiva, dos personas procurando amar.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Violencia contra la mujer



Golpear a la mujer. Hacerlo como hábito, como constante, como norma, como inevitable, como lógico. Golpearla con la mano, con el pie, con objetos, con armas, con la palabra, con el menosprecio, con la inequidad. Golpearla con indiferencia, con saña, con alevosía, con excusas, con ira. Golpearla como hecho anodino, como forma de ser, como modalidad de relación. La base de toda esa violencia no radica en la naturaleza perversa de la humanidad, ni en el juego biológico de las hormonas, ni en desequilibrios bioquímicos. La base de esa violencia radica en una forma de considerar al otro. En el modo de construir nuestras relaciones con los demás, en la forma de plantear una educación.
25 de noviembre es un día. Sólo un día. Un día que debemos gritar que esa violencia que pasa todo el año debe parar. Un día que debemos tomar aire, conciencia y energía para que el trabajo de todo el año nos haga pensar que al año siguiente no será necesario este día, que alguna vez lograremos eliminar esta violencia. Si, sé, suena a utopía. Pero, recordemos, la utopía de un día, y el trabajo del resto del año. El trabajo constante y convencido que podemos cambiar las cosas.  Hoy tenemos el recurso indispensable para acercarnos a ello: la Educación Sexual Integral.
La Educación Sexual Integral es, sin lugar a dudas, uno de los recursos más poderosos, eficaces y decisivos contra la violencia de género. Es la posibilidad cierta que seamos capaces de avanzar a pasos seguros y a un buen ritmo hasta esa utopía. Implementarla en su conjunto, es más que una cuestión circunstancial es la necesidad imperiosa de nuestra sobrevivencia.
La implementación de la Educación sexual integral en los términos de la ley que la promueve es una llave que abre un futuro que todos y todas ansiamos. Aquel donde aprendemos a convivir con el otro, aprendemos a respetar al otro, somos firmes contra la lucha contra la violencia, la discriminación y los abusos. Aquel porvenir donde el placer –en su maravillosa acepción- está encarnado en nuestra realidad. Aquel destino donde la felicidad es una alternativa real para todos y todas. No nos demoremos, exijamos una Educación sexual Integral, la exijamos y la hagamos. Es, sin dudas, el camino cierto y univoco para lograr una sociedad sin violencia contra la mujer.

jueves, 18 de agosto de 2011

Unas respuestas sobre Educación Sexual Integral

Una periodista me hizo unas preguntas sobre Educación Sexual Integral. Dado que no necesariamente será publicada y que es posible que si es publicada se recorte el contenido por los espacios periodísticos la transcribo en su totalidad. 

1-¿Se enseña educación sexual en nuestras escuelas?  Si es sí, ¿se la enseña en concordancia con la ley nacional específica?

Si, se enseña. Si lo digo categóricamente es porque hoy se sabe que la educación sexual se hace de muchas maneras. Es decir, que podemos afirmar que siempre se hizo educación sexual, aunque, lamentablemente, no siempre con la intención de hacerla, pero sin la planificación adecuada y la responsabilidad necesaria.
Con respecto a la ley. La respuesta no es taxativa. Se hacen muchos esfuerzos, existen personas comprometidas, buenas intenciones y una intención real de hacerla, pero también todo lo contrario: frenos, indecisiones, falta de recursos, inquietudes y errores. Pero esto no quita una cuestión muy importante: la Educación sexual integral que promueve la ley es un proceso y por lo tanto tiene sus tiempos, sus avances, sus retrocesos. Lo que creo que no podemos obviar que esta ley nos brinda una oportunidad de oro a todos y todas de educar mejor, de manera más integral, de manera más productiva. Estoy convencido, realmente, que no podemos parar la educación sexual integral, por lo tanto insisto en que no demoremos en hacerla mejor.

2-¿Están capacitándose los docentes en esta temática? 
Algunos sí, muchos no. La capacitación es axial para la idea de Educación sexual integral. Debemos comprender que los docentes, pero también los profesionales que tratan con la comunidad educativa y, obviamente, los padres y las madres deben educarse en esta temática. Lo que está en juego es, en la visión de la ley que compartimos, el desarrollo armónico de la persona. Como bien dice el dicho africano: “Para enseñar a un niño, hace falta toda la tribu”.

3-¿Quiénes capacitan a los docentes? Ministerio, UNT, otros ......
Existen diferentes propuestas de capacitación en la actualidad. El ministerio tanto nacional como provincial ha realizado algunas de estas. Otros organismos también. La UNT, por su parte, tiene algunas propuestas. En la que participó tiene la particularidad de haber sido aprobada por el Consejo Superior. Creo que esto refleja una visión que nos remite a la idea original de Juan B. Terán de pensar en la comunidad.

4-Respecto de los contenidos, cómo y quiénes los seleccionaron?
¿De las capacitaciones?): Cada grupo de capacitadores los elige. Debo llamar la atención sobre aquellas capacitaciones que no profundizan los temas y que parecen hechas sólo para cumplir trámites. Aconsejo, en este sentido, que los docentes sean críticos, exigentes y realmente demandantes de calidad en cada capacitación que tengan.
¿De los materiales educativos para la escuela?
Esta selección se hace por equipos de especialistas que están abocados a la materia. Ahora bien, recordemos que la ley promueve que se deben adecuar a cada realidad sociocultural y a la franja etaria y que respetará el ideario institucional. Es decir que el material ofrece esa plasticidad que necesita todo material educativo. Son recursos para obtener una meta: educar.

5-La Ley fue sancionada -si mal no recuerdo en el 2006- ¿Cuál es el balance que hace desde su implementación? ¿Hemos avanzado?, ¿en qué y en qué no?
Si, fue sancionada en el 2006. Pero los lineamientos curriculares fueron aprobados y difundidos en el 2009. Esto es importante comprenderlo. Como decía la Educación sexual integral es un proceso y como tal creo que hemos avanzado. No todo lo que uno, que está convencido de esto hubiese querido, pero pensemos en positivo. Hemos avanzado en la medida que el tema ocupa nuestro interés, en la que nos comprometemos y discutimos el material, buscamos formas de hablar de esto. En lo concreto, las capacitaciones se hacen –todavía no llegan a todo el mundo  pero se hacen y, además, la Nación produce material específico que se distribuye. Así que si, hemos avanzado.

6- ¿Por qué existe tanto rechazo de las familias y de los educadores a la bibliografía (cuadernillos y revistas) que distribuye la nació a las escuelas? ¿Cuál es su opinión al respecto?

No existe tanto rechazo al material, si a algunas ideas. Por ejemplo, el material que salió recientemente -y que fue objeto de una solicitada- es un material para que las familias puedan hablar con sus hijos e hijas. Son sugerencias y temas concretos que hoy ocupan la preocupación de muchos y muchas y que es deber de los educadores de permitir el dialogo, adecuándolo a cada uno de los educandos.
Podemos no compartir algunas ideas pero para ello, invito a que vean el material en primer lugar, que lo lean, que lo analicen en conjunto. A partir de eso cada establecimiento educativo –cada familia también- podrá aprovechar ese material para dialogar y para construir alternativas que considere positivas. Debo insistir, no dejemos pasar la oportunidad de ser artífices de esta educación sexual Integral. Nos comprometamos muchos más con el tema, no sólo con solicitadas y decir “no”.

7-Ud escribió el primer libro sobre educación sexual y sobre la ley. ¿Qué pasó con el texto y qué hizo el Ministerio? Lo usa como bibliografía, etcétera
Yo, desde que estoy con el tema, estoy convencido que debemos producir material propio. Este primer libro surgió por la experiencia de haber explicado la Ley de Educación sexual integral en diferentes ámbitos educativos. Es un aporte a la comunidad y que ofrecí a diferentes instancias gubernamentales y no gubernamentales, provinciales y nacionales. Es bibliografía para la formación que impartimos. Creo que puede ser útil y está disponible.
Por esa convicción de producir material que pueda ser útil es que estamos preparando el segundo libro con material específico para trabajar en el aula. No es un manual sino sugerencias que, como la ley insiste, deberá adecuarse a cada realidad educativa.
8-En este ítem, infórmennos acerca del equipo al que pertenece en la UNT relacionado a la capacitación docente.
En la formación que compartimos con otros profesionales que se dedican a esta temática (la lic. Carolina Moreno, el Dr. Carlos Zaín y el Lic. Héctor Carrizo) procuramos ofrecer una perspectiva integradora, como la ley promueve. Creo que la apuesta de la Universidad, en este sentido, es de vital importancia. Es una propuesta que se enriquece en el cotidiano y que procura ser dinámica en la ejecución. Las evaluaciones que realizamos para ver su efectividad han sido ampliamente satisfactorias para el alumnado.


Invito a todos y todas que lean la ley. Creo que una lectura atenta de la misma permite comprender que la ley es una herramienta útil para la educación de nuestros hijos e hijas. Los objetivos que propone son aquellos que pueden revertir muchas situaciones que hoy vivimos sin son concretados. Pienso, por ejemplo, en la eliminación de toda forma de violencia, en algunas problemáticas sanitarias que nos aquejan y que no debemos continuar negando o pensando que no son importantes. También pienso en una faceta imprescindible en la vida de los seres humanos: el desarrollo de la salud sexual. Esta ley es una aliada para esto al promover una verdadera educación sexual integral. La aprovechemos, entonces.

sábado, 1 de enero de 2011

Notas sobre el amor

Recibo esta frase de Emmanuel Levinas: "Amar es temer por otro, socorrer su debilidad". Me confronta con algo que da vueltas por mi mente hace tiempo: el amor como hecho cotidiano; el amor como realidad inevitable, a veces implacable. El amor como hecho imprescindible de la humanidad, que no implica que sea imprescindible para los seres humanos. La humanidad está condenada a hacer que el amor exista. El ser humano puede privarse, por su parte, de él.
En la noción de amor, siempre renovada en sus definiciones incansables, reside el principio que ordena la humanidad: la inevitable alteridad, la necesaria comunicación y en esta frase de Levinas el desafío supremo que significa el amor: el buscar antídotos para el poder inevitable que engendra esa alteridad y esa comunicación, siempre construida à fur et mesure.
Algo inevitable que surge de la noción del amor es el papel del sacrificio. El amor no implica sacrificio ipso facto, pero el hecho de ser humanos si lo induce. Esta diferencia crucial es necesario especificarla. El amor como noción abstracta alberga, de un modo u otro, un cúmulo de virtudes, placer, satisfacción y bienestar. Pero el amor como hecho es inseparable de la alteridad y de la comunicación, es decir de ser humanos y del otro como existente y necesario para la existencia –nombramos al otro y el otro nos nombra sigue siendo la síntesis del principio de humanidad. En este encuentro con el otro, la noción de sacrificio –renuncio a algo por alguien- aparece como inevitable en la sucesión del tiempo. Una noción que pone, aún más en evidencia esta frase de Levinas, al rescatar la debilidad del otro –y la de uno a su vez- como elemento consistente del amor humano.
El amor seguirá siendo el refugio donde nuestra humanidad guarda sus mejores deseos de superación, sus sueños de paz, su esperanza de la utopía de ser aquellos que siempre soñamos ser: dioses que trabajan por un bien común, con la felicidad del encuentro y la armonía del reconocerse diverso. Allí vamos, pero, sin dudas, aún nos falta mucho camino.

Algo más sobre los celos

Es imposible que una persona que sepa que existe un “monstruo de ojos verdes”, vivo, real, eficaz y omnipresente en la vida se ponga de acuerdo con alguien que esté convencido que tal monstruo no existe. Esta premisa es esencial de comprender y asumir para pensar en los celos. Son dos personas que no ven la misma realidad y que no será por el intercambio que lograrán hacerlo. A lo máximo podrán mostrar que en determinado momento el monstruo no está, pero el que piensa que existe, sabe –esta es la palabra- que él está al acecho. Por su parte, quien sabe que no existe tal monstruo piensa que el otro, tarde o temprano, asumirá antes la evidencia cotidiana su inexistencia. La posibilidad que este convenza al otro de la inexistencia es imposible. La posibilidad que este último imponga modalidades de restricción de cosas por ese monstruo inexistente es altísima. En esta dualidad de opciones radica la esencia de los celos como violencia. Uno, no puede convencer al otro y el otro puede imponer comportamientos, conductas, haceres, decires, deseos y otros.
Esta realidad es la que debemos tener en cuenta cuando nos enfrentamos a los celos como una realidad que se impone como norma de relación entre dos personas. ¿Qué hacemos, entonces? Creo que debemos saber que el que tiene celos debe buscar un tercero –terapeuta- que le ayude a “definir su monstruo verde, visualizarlo claramente y extirparlo como realidad o cercarlo”. No es su pareja quien debe hacerlo. Esto es crucial comprender. Eso no quita que esta pueda ayudar en el proceso terapéutico como sea mejor.
Por otra parte, quien sufre los celos también debe realizar su propio proceso terapéutico para asumir el límite que uno debe tener al ordenar su vida para que la realidad del otro se imponga como válida. La relación con el otro siempre debe ser una construcción donde las reglas se vayan consolidando entre los dos. Otra modalidad, sin dudas, pueda llevar a esa violencia, no dicha, tan sutil que se basa en la amenaza tacita de la que nadie parece responsable pero que todos sufren.

lunes, 11 de octubre de 2010

Psicoanálisis y educación sexual integral

El psicoanálisis es una teoría que es, para muchos, lógica. Su estructura nos remite a cosas que podemos entender y, simplificación mediante, todos podemos hacer referencia a sus explicaciones y contenidos. De más está decir que cuando se toma a la teoría como una verdad irrefutable la discusión sobre la validez de los postulados se enciende y la división entres los partidarios y los acérrimos detractores crea un disenso guerrero.
Como teoría es una herramienta que puede ser válido en la medida que permite reflexiones y construcciones para el trabajo. Hasta aquí vamos bien. El problema que veo, en no pocas presentaciones sobre psicoanálisis y educación sexual, es que utilizan una pasmosa simplificación del aparato teórico del psicoanálisis para tejer la relación con la educación sexual. De ese modo, reducen todo a un sistema cuasi elemental, superfluo y que parece un cuento para adolescentes. He aquí donde la división no es entre detractores y defensores, sino entre quienes son críticos o defensores fundados de la teoría y los que no saben del tema y/o no pretenden bucear sobre las posibilidades de encontrar algo que sea útil y persisten con flotar en la superficie de esa “verdad revelada”. De este grupo hay que cuidarse y, dado el status fundamental que adquiere la educación sexual integral con su ley en Argentina (ley 26.150), confrontar a estas personas que utilizan una versión cuasi-ficcional de la teoría freudiana para colarse en el universo de la educación sexual.
Más allá de las concretas críticas al cientificismo de la teoría freudiana, es innegable que el aparato teórico construido por Freud -complejizado por Lacan- ha sido una fuente inagotable de recursos para distintos pensadores de diversas disciplinas. Así la antropología, la filosofía, la lingüística, la psicología, la psicoterapia, la medicina, los estudios feministas, los estudios de género, la pedagogía, entre otras, han usufructuado, sufrido y reaccionado ante esta teoría.
La ley de educación sexual integral incorpora, finalmente, la sexualidad al ámbito de la educación –donde siempre se ha dado, a pesar de los educadores se puede decir- eso implica una renovación de carácter pedagógico. Conlleva un desafío enorme pues exige que seamos cautos pero no temerosos; preparados pero activos; preocupados y ocupados por la temática; consientes y creativos.
Toda teoría puede ser útil para la construcción de este nuevo desafío. Sin embargo, asumamos que la educación sexual integral se hará en el proceso interactivo. Efectivamente, allí donde el observador expectante, el analista que no se compromete con la temática no participa. Es en la realidad del encuentro donde debemos participar.




jueves, 2 de septiembre de 2010

La salud sexual

El 4 de septiembre se celebra en el mundo el Día de la Salud Sexual; este día nos sirve para pensar la importancia de nuestra salud integral, y fomentar que la misma sea realmente un espacio de bienestar integral.

La noción de salud que se maneja habitualmente se remonta a 1949, cuando la Organización Mundial de la Salud reconocía la condición integral del ser humano. En este contexto, la salud era definida como el perfecto estado de bienestar físico, psíquico y social y no sólo como la ausencia de enfermedad. Esta noción sentaba, en efecto, la base de una idea de salud integral. Más allá de los cuestionamientos que se han efectuado, esta definición se mantiene aún hoy.
En 1975, la OMS realiza un encuentro para discutir temas relacionados con la sexualidad; de esa reunión surge un concepto de salud sexual que ha ido modificándose con el paso del tiempo. La última definición de salud sexual –que data del 2002– dice que ésta consiste en: “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es meramente la ausencia de enfermedad, disfunción o debilidad. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se logre y se mantenga los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos”.
Desde luego: la idea de lo integral en la condición humana vuelve a aparecer como una consideración insoslayable cada vez que se reflexiona sobre el ser humano y sus necesidades. Sin embargo, por diferentes razones –ideológicas, circunstanciales, políticas, conflictos institucionales, etc.– las ideas de salud y de salud sexual tienden a desdibujarse.
La década del noventa parecía –al menos en más de un sentido– el momento preciso para desarrollar esta idea de salud sexual; en esa década –por ejemplo– la humanidad se encontró apremiada por temas como el VIH, el aumento de las denuncias de violencia, el crecimiento de la actividad sexual, el incremento de tasas de embarazos no deseados, de abortos mal practicados y de la aceptación –con diverso grado– de la diversidad.
A pesar de todo, hubo que esperar hasta el siglo XXI para que la noción de salud sexual apareciera verdaderamente en escena; hay que reconocerlo: asociada a la idea de salud reproductiva, pero también –es significativo explicitarlo– a cierta idea de derechos sexuales y reconocimiento de la diversidad. De ahí, pues, que la World Association of Sexology impulse la celebración del primer “Día de la Salud Sexual” el próximo 4 de septiembre.
Argentina, por su parte, ha generado marcos legales de referencia que hacen que la salud sexual sea hoy una realidad para todos y todas. Leyes como las de educación sexual integral; de protección integral de la infancia y la adolescencia; de lucha contra todo tipo de violencia; y la reciente ley de matrimonio homosexual –entre otras– configuran un interesante marco para la acción de los múltiples agentes sociales.
Sabemos que falta mucho por hacer; lo importante es que estamos en el camino y que sepamos que éste no será sencillo. Recordemos, finalmente, las palabras de Geneviève Fraise: “El sexo es una palabra que marca a los seres mientras que la sexualidad, por su parte, cuenta una historia”.