He defendido, hace unos días, que la situación problemática más representativa para pensar la necesidad de
En México, este año, se realizó la Reunión de Ministros de Salud y Educación para Detener el VIH e ITS en Latinoamérica y El Caribe. En el punto 1 de la misma los Ministros y Ministras declaran: “Afirmamos nuestro compromiso con el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, a la educación, a la no discriminación, y al bienestar de las generaciones actuales y futuras”. Agregando, en el punto siguiente, que “La salud y la educación se refuerzan mutuamente, permitiendo el desarrollo integral de las personas”. Sigue la Declaración con la aseveración que “Reconocemos la responsabilidad del Estado para la promoción del desarrollo humano”; a continuación se establece claramente que se busca promocionar, respetar y hacer respetar los Derechos Humanos.
En esta realidad es donde se sitúa la Educación Sexual Integral que la ley promueve. Estamos convencidos, como hemos dicho en otras intervenciones que la Educación Sexual Integral debería reconocer cuatro pilares esenciales en su “construcción” –permítanme la metáfora-: los Derechos Humanos, el desarrollo humano, el enfoque de género y la diversidad. La consolidación de esos cuatros pilares, obviamente reducirá el riesgo de muchas de las patologías que hoy sacuden a nuestra sociedad. Sabemos que, lamentablemente, aún falta tiempo y recursos. También sabemos que esos recursos parecen –siempre- estar detrás de las necesidades que existen. Sin embargo, no se puede negar que se ha trabajado. Esto es algo que debemos remarcar.
Hoy, renuevo la idea central que los objetivos de la ley de Educación Sexual Integral promueven: ya no hay lucha, sino construcción de una sociedad que nos merecemos y que por ahora sólo anhelamos. El tiempo que la decisión política demora el inicio de esta Educación Sexual Integral es mucho más que una carencia circunstancial, es la medida de nuestras limitaciones, el desafío que enfrentan nuestras convicciones y la rebelión frente a quienes creen que con la mano pueden ocultar el sol.
Pensemos en salud, pensemos en educación. Fortalezcamos los Derechos y promovamos la adquisición de habilidades para la vida. Esto, es, sin dudas, más que un slogan, es la piedra angular de una sociedad que se permita el lujo de ser más justa, más solidaria, más libre, más diversa, más integra, más feliz. Una sociedad que desarrolla, indudablemente, promoción de una verdadera salud.
lunes, 30 de noviembre de 2009
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